El mundo de los fierros es apasionante y, entre los amantes de este mundo, hay un apasionado en Laboulaye que comparte su sabiduría como periodista deportivo y a la vez se dedica a las labores de su taller de tornería. Se llama Juan Alberto Peralta o, como lo conocemos muchos, “Juancho” Peralta.
El jubilado no se hizo fierrero, sino que nació entre los automóviles y les tomó el más especial de los sentimientos.
Hijo de Alberto Peralta y Blanca Ledesma, “Juancho” vivió sus días de niñez entre los fierros del taller de su papá. “Mi papá tenía taller de chapa y pintura. Siempre había autos y mis horas pasaban por el taller”.
El niño de sólo nueve años, en 1954, participó de una carrera de autitos tirados a piolín en la plaza, con un auto de madera que él mismo había construido. “Fue lo primero que hice con mis propias manos en el taller de mi papá”, recuerda “Juancho”.
Juan terminó cuarto grado de la educación primaria en el Colegio Industrial; luego, en la especialización vocacional, que eran dos años más, pasó por varias especialidades como “carpintería, hojalatería, tornería, ajuste y después tenías la posibilidad de elegir”, explicó el periodista de Cadena Melodías, quien optó por la “tornería”, que ejerce aún hoy.
En el taller mecánico Luis Piazza, un amigo de su papá, fue aprendiendo el oficio de mecánico. A ese amigo “le gustaban mucho los autos de carrera, las motos de carrera, y yo me iba ahí a mirar”, muchas veces acompañado por su papá.
Juan cuenta con orgullo que “heredó” la amistad de su papá con Luis Piazza. “Con el tiempo me pasó muchísimos conocimientos”, dijo Juan, que con los años pudo aplicar todo lo aprendido.
“Yo he tenido suerte”, dijo “Juancho” sobre su oficio, porque el maestro Bujedo, del Colegio Industrial, le transmitió muchísimos conocimientos.
Además, dice Juan: “Tuve la suerte que el ingeniero Lázari, que era el director del Colegio Industrial en aquellos años, me diera una beca” en Leones (provincia de Córdoba).
Lamentablemente por unos problemas de salud de su hermana Nelly, no pudo hacer el cuarto y quinto año de la especialización en Leones. Pero Lázari le consiguió trabajo en la Metalúrgica Magliano. El directivo había autorizado al joven Peralta a trabajar en horarios escolares. Allí trabajó cinco años en los que pudo aprender mucho de “soldadura, roscas, fresas y tornos”, adquiriendo experiencias prácticas invaluables.
Y gracias al ingreso que tuvo en la Metalúrgica, Juan se compró su primer vehículo, una moto 808 con motor Puma.
Paralelamente, ingresó a los Bomberos Voluntarios de Laboulaye; cuando llevaba cinco años en el cuartel, fue llamado a hacer el Servicio Militar. Casualmente, por tener cinco años de servicio como Bombero Voluntario, el Servicio Militar lo pudo hacer en el cuartel de Bomberos de la ciudad, junto con otro compañero.
De allí Peralta comenzó a trabajar en el Molino Florencia, haciendo el mantenimiento de la fuerza motriz que generaba la electricidad de la empresa. Allí trabajó unos diez años aproximadamente. Luego estuvo treinta y cuatro años en Álvarez Maquinarias, donde se jubiló.
La atracción por las competencias
En 1956 se hizo la primera carrera de TC en Laboulaye y el “parque cerrado” estaba en lo que hoy es el Prado Español. “Yo vivía en frente del Prado, y ese viernes, sábado y domingo llovía”, comenzó el relato de una anécdota muy especial para Juan. El sábado, el joven de once años estaba trepado al alambrado, todo mojado, mirando los autos, y justo enfrente de él, se estaciona un auto. Ese auto era de Juan Gálvez, quien le estrechó la mano a “Juancho” y le dijo: “¡Pibe!, ¡te estás mojando!”. Con los años, Juan Peralta tuvo la oportunidad de conocer al hijo de Juan Gálvez, Ricardo, a quien le comentó la historia.
Juan contó, además, que al automovilismo lo siguió también por la radio: “Los grandes premios no me los perdía”; al Rally Mundial lo conoció en primera persona en las sierras de Córdoba, en momentos en que ganó Carlos Sainz.
Labor en periodismo deportivo
Luego tuvo la oportunidad de estar en la Fórmula 1, en la “famosa carrera que Reutemann iba ganando” y abandonó en la última vuelta y media.
“Después vi cuatro o cinco carreras más, ya acreditado, en el lado de adentro”. Juan recuerda que en una de esas carreras de F1, más precisamente en el año 1982, le hizo una entrevista a Menotti, entonces entrenador de la Selección de Fútbol que estaba pronta a jugar en el Mundial de España.
Corría el año 1976 y el periodista que trabajaba en Radio Laboulaye, contó que la experiencia en la Fórmula 1 “fue impensada para aquellos que hacemos periodismo deportivo del interior”.
Pero, ¿cómo se inició en el periodismo? Hay que ir a su experiencia como navegante en el Rally de Jesús María, junto con Rodolfo Parola, y a la profesión del recordado Carlos Alberto Giordanino.
Giordanino les hace una entrevista al piloto y copiloto, le pregunta a “Juancho” que era lo que “más” le gustaba, a lo que Juan Peralta contestó con precisión: “A mí me gusta el automovilismo”.
Entonces Giordanino, pasado un tiempo, invitó a Juan a participar de “Deportes por LV20”, que tenía un especialista por cada deporte. Paradójicamente, “Juancho” debutó en una trasmisión de la emisora AM, con una noticia de tenis. “La primera noticia que leí frente a un micrófono fueron cinco palabras relacionadas con una victoria de Guillermo Vilas”, relató risueñamente el papá de cuatro hijos.
Sobre Giordanino, comentó: “Para mí fue un maestro”. De primera, Carlos Giordanino lo aconsejó con dos cosas: “El respeto hacia el oyente, no hablando de lo que no sabés, no opinando de lo que no sabés y sí hablar de lo que sabés, pero hasta donde sabés y estar siempre informado y capacitándote”, explicó Peralta, quien está casado con María Emilia.
De ahí cuenta con cuarenta y cuatro años “sin parar” en la profesión de periodista deportivo, hasta que llegó la pandemia. Luego, en 2022 y hasta la actualidad, se unió a la emisora de Melo.
“Juancho”, luego de varios años como columnista en LV20, comenzó el ciclo “A fondo”, que conduce durante una hora con información “pura y exclusivamente del automovilismo”.
“No es común encontrar programas puntuales de automovilismo”, dijo al respecto.
Sin dudas, Juan Peralta se ha ganado el respeto dentro del periodismo deportivo y es palabra autorizada para el automovilismo, pero no sin humildad él dice que hay muchas personas en Laboulaye con las que puede hablar “de igual a igual”, con la diferencia que esas personas no están frente a un micrófono.
“Tengo afinidad con todos los talleres”, destacó Juan sobre los talleres mecánicos de Laboulaye, cuestión que le permite adquirir nuevos conocimientos que “en algún momento” los puede aplicar.
Llegando al cierre de la entrevista, le pregunté a qué es lo que lo motiva cada día a ir a la radio a hacer su programa de automovilismo. Juan contestó: “El hecho de no quedarme quieto” y poder tener una ida y vuelta con la gente, algo que ve como un crecimiento personal.
Las otras ocupaciones que Juan tiene en la actualidad luego de jubilarse en lo profesional y tras casi cuarenta años de bombero voluntario, son: trabajos en su taller de tornería, dibujos artísticos y escritura de vivencias.
Sobre el cierre de la entrevista, reflexiona: “Yo creo que seguramente en mi vida he cometido muchos errores”. Luego, prosiguió: “Tengo cuatro hijos. Por suerte la mamá de tres de ellos está bien, porque también ella colaboró en su momento a que desarrollara muchas actividades”, dijo, agregando: “Está María Emilia, mi compañera actual, que también me banca”.
“Creo que a lo largo de mi vida he hecho cosas positivas, no solamente los cuarenta y pico años de radio: he trabajado en tres trabajos diferentes, por suerte, eran buenos trabajos; además casi cuarenta años de bombero; creo que la parte con la sociedad la cumplí. Hice algo comunitario y verdaderamente cumpliendo con el porcentaje que hay que entregar”, analizó el tornero y periodista.
“Después lo otro: he hecho un montón de tareas relacionadas con los fierros. En el año 1980 o 1981, fui uno de los creadores de la categoría Fórmula Laboulayense, que llegó a tener treinta y cinco autos; yo hice cinco con un amigo, he hecho motos… no me puedo quejar”, sostuvo, satisfecho.
“Y en lo periodístico guardo una anécdota con Juan Gálvez; tengo que agradecer a ´Kelo´ Risatti, que un día me llevó y me dio la posibilidad de hablar con Fangio, que no es poca cosa, juntamente con Oscar Alfredo Gálvez y José Froilán González, los tres juntos”, cerró.