María Alicia Figueroa, es una de tres hermanas. Una de ellas, Elba Cristina, la mayor, falleció, y Alicia vive con Yolanda, su otra hermana.
María Alicia o “Chiquita”, como le gusta que la llamen,
es viuda del gran artista plástico que tuvo Laboulaye, Jesús Muñoz Mauríz “Apel”. De las tantas obras de Jesús, hubo una que retrató a su entonces esposa, “Chiquita”, en un viñedo en San Juan.
La obra se llama
“La Vendimiadora” y se trata de “Chiquita” en un viñedo de San Juan con una canasta con uvas en uno de sus brazos. La viuda atesora su cuadro en la mejor pared del living de su casa.
En la presente nota, se compartirá todo referido a esa obra. .
Hacía poco tiempo que se habían casado y a Jesús siempre le gustó San Juan y los viñedos.
“Posé, no estaba acostumbrada a ello, pero tenía que estar quieta y aguantar”, comenzó su relato María Alicia Figueroa. La obra se hizo en el living de la casa donde Jesús pintaba siempre, sobre calle San Martín de Laboulaye.
“Chiquita” relata que al principio le costó adaptarse al
“ambiente del arte, pero luego se familiarizó”. Sin embargo, ella lamenta no haber explotado su aptitud como dibujante.
Pero en su momento se abocaba a las tareas de la casa y no le quedaba tiempo para dibujar:
“Siento en el alma no haberlo hecho”, describió con un dejo de melancolía.
Cuando Jesús terminó el cuadro “Chiquita” estaba
“muy satisfecha. Feliz que Jesús me haya retratado”. Tiempo más tarde, a mediados de la década del ochenta del siglo pasado, el matrimonio viajó a Mendoza y allí Jesús hizo una exposición, con el retrato de “Chiquita” en el hall de entrada.
“Llegó mucha gente”, relata la retratada,
“y en ese momento él (Jesús) había salido a hacer una diligencia. Entonces llegó uno de los mejores pintores de la zona, y empezó a mirar los cuadros poniendo los brazos para atrás, en señal que sabía mucho y antes de irse, dijo: Dígale que le de a los caballos, porque los pinta una barbaridad”, ante el asombro de “Chiquita”.
Jesús y “Chiquita” se conocieron en momentos en que ella trabajaba en la Municipalidad de Laboulaye.
“Él tenía mucha actividad cultural”, dijo “Chiquita” con emoción, como cada vez que habla de Jesús, y luego explicó que
“siempre lo tenía que llamar para las reuniones”.
Él la llamaba
“señorita Alicia” y ella
“señor Núñez”. Con el tiempo, cuando se casaron, se reían de ello.
Cuando “Chiquita” era soltera, Jesús hizo el primer retrato de ella, en dónde recibía una carta de amor, pero muy triste.
“La vendimiadora” se
“ha hecho carne en mí” dijo “Chiquita” sobre el amor que la une a la obra.
“Es un orgullo para mí ese cuadro”.
Cuando Jesús trabajó en ese cuadro “Chiquita” se sentía
“con una paz muy grande” en su
“nidito de amor”, según dijo un conocido del matrimonio.
“Fuimos muy felices y era un hogar donde había paz”.
Hoy “Chiquita” tiene que moverse en andador por su casa, por un problema en las plantas de los pies.
“Pese a los momentos de tristeza que he tenido por los accidentes, siempre he confiado en Jehová Dios. Me he caído cuatro veces de espalda, pero Dios me ha protegido, así que no me puedo quejar, soy muy valiente y aguantadora. Dios nos trae y lleva cuando él quiere, y yo lo respeto y quiero, por eso será que él tiene contemplación de mí”.
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Finalizando la entrevista, “Chiquita” hizo una confidencia, que quiero publicar porque un poco resume una historia de amor.
“Yo fui muy cariñosa con él (Apel), y hacía frío y se había acostado. Yo le había comprado unos calcetines que muchas personas usan en invierno. Y le estaba calentando los pies con un secador de pelo y él se reía, y yo también. Me dijo: 'Chiquita’ no sé si cuando me vaya a morir voy a poder hablar, pero te doy las gracias por tanto amor con que vos me atendiste“.
María Alicia Figueroa y Jesús Núñez Mauríz ya no están juntos en cuerpo. Alicia en la tierra y Jesús en el cielo. Pero ambos conviven en una obra de arte todos los días, donde quedaron inmortalizadas las pinceladas de Apel y la frescura de “Chiquita”.