La tarea de rastrillaje que se lleva adelante para encontrar a Camila Carletti, quien lleva diez días desaparecida en Adelia María, se ha centrado en la zona del haras El Trébol, donde trabajaba el sospechoso y en donde aparecieron su bicicleta y gran parte de sus ropas.
Si bien la tarea -de la que participan unas 60 personas- se cumple en una amplia zona cercana a Adelia María, la labor se circunscribe al campo donde hallaron la bicicleta de la joven, que estaba enterrada, la cartera, las zapatillas y las medias, entre otras ropas.
“No puede estar lejos. Tiene que estar su cuerpo en el arroyo o cerca del mismo. El haras está a pocos cientos de metros y todo apareció en la misma zona. Si bien ampliamos la zona de rastrillaje, nos fijamos principalmente en este lugar”, señaló anoche una alta fuente vinculada a la investigación.
Ayer, pese a que la tarea no decayó, no hallaron nuevos rastros de Camila en otra jornada de intensa búsqueda.
Los investigadores apuestan a que el hallazgo de Camila se produzca antes de la mañana de este martes, fecha en que indagarán al único detenido, quien permanece preso acusado de “privación ilegal de la libertad”.
Preso en la alcaidía
Juan Ramón Villar, principal sospechoso por la desaparición de Camila Carletti en Adelia María, se encuentra alojado en la alcaidía de la Policía de Río Cuarto.
Villar -imputado de privación ilegítima de la libertad- será trasladado este lunes a la cárcel y se estima que el martes podría ser indagado por el fiscal que lleva adelante la investigación, una vez que sea notificado de que debe presentar un abogado.
Villar habría sido la última persona que tuvo contacto con Camila en la tarde del viernes 2 de septiembre, de acuerdo a los mensajes de texto del teléfono del detenido.
Habrían mantenido una relación sexual, con una fuerte discusión, según la especulación de los investigadores.
Para hoy se aguarda que llegue información que indique cuándo se apagó el teléfono de Camila y dónde, en qué zona podría estar. También develaría cuáles fueron las últimas llamadas y mensajes.
Cuando la joven no regresó a su casa, su madre acudió a la Policía, aunque recién al día siguiente, tras haber intercedido el intendente, le tomaron la denuncia.
Sus amistades dijeron que había intercambiado mensajes con Villar, y ante un posible encuentro entre ambos, se lo interrogó como testigo.
Una cita pactada
El hombre, que trabaja de parquero en el haras, admitió haber intercambiado mensajes para mantener un encuentro sexual con la joven Camila, pero negó que hubiera acudido a la cita programada.
Igualmente, el fiscal Walter Guzmán ordenó incautarle el teléfono en el que figuran los mensajes.
Sin más elementos, Villar continuó libre, pero el martes pasado, luego de cobrar su salaroio, se fue con su familia hacia Corrientes, su provincia natal.
En la tarde del martes hallaron las zapatillas y las medias de Camila cerca del haras, a pocos metros del arroyo Santa Catalina.
El hallazgo fue tomado como prueba clave para ordenar la detención del sospechoso, lo que se concretó en Corrientes.
En la tarde del miércoles, el peón rural fue detenido en la Terminal de Ómnibus correntina, cuando estaba a punto de viajar hacia la provincia de Misiones.
La madre sostuvo desde un comienzo que su hija fue víctima de una red de trata, pero los indicios señalan con crudeza que esa posibilidad es casi nula, ya que la bicicleta y la mayor parte de sus pertenencias fueron halladas tiradas o enterradas.
La desaparición de Camila generó una fuerte reacción entre los vecinos de Adelia María, por lo que se realizaron dos marchas masivas durante la semana pasada en reclamo de justicia y aparición de la joven.
Fuente: Puntal