El único dinero que se tiene en cuenta a la hora de analizar si es coherente lo que gastas vs. lo que ganas es el dinero demostrable, o como se dice en criollo, en blanco. Y siendo independiente, no alcanza con que “entre al banco”; necesitamos su documentación de respaldo, como una factura si hiciste una venta.
Sin factura, ese dinero puede ser tranquilamente una transferencia de tu prima o algún movimiento injustificado que, si bien te sirvió para comprar, no quedó registrado ante AFIP como un “ingreso de fondos”. Por lo tanto, cuando veamos cuánto gastaste vs. lo que declaraste ganar, la cuenta va a dar horrible.
Así que si querés gastar como rey, asegúrate de que facturas como uno; y si gastas como mendigo, con una facturación de ese estilo estarás bien. Lo importante es siempre mantener una lógica.
Soy Guadalupe Saleme, contadora especializada en emprendedores. Si necesitas más información o asesoramiento sobre tu facturación, no dudes en contactarme. ¡Estoy para ayudarte!