Laboulaye. Entrevista a Miguel Ángel Ceferino Albornóz, restaurador de carretas antiquísimas

Miguel Ángel Ceferino Albornóz es un carpintero que se ha hecho conocido en Laboulaye y la zona por la restauración de carretas antiquísimas. Estos trabajos los hace en la carpintería que alquila desde hace más de un año.

“Fue de boca en boca”, comenzó contándole Ceferino a Nexos del Sur. Todo se inicia “hace un año y pico, casi dos”, cuando arregló una carreta de Laboulaye. “De ahí empezó todo el tema de restauración”, añadió.

Un amigo le pasó el contacto a los dueños de la carreta, que tienen un campo en las cercanías de Washington (provincia de Córdoba) y acordaron el trabajo. “Primero le arreglamos dos ruedas de sulky; después empezaron a traer las carretas grandes”. Los dueños de este antiguo medio de transporte estiman que el mismo debe tener cerca de 100 años.

“Tiene un asiento adelante y otro atrás; dos asientos como para seis o siete personas”, comentó. “Tiene además un techo, pero no lo trajeron”.

Ceferino explicó que nunca había visto este tipo de carretas, sino sólo en “las películas”.

“El trabajo lo hago con mi hijo, que también es carpintero”, dijo. Su hijo se llama Ceferino Luis y casi el ochenta por ciento del trabajo “lo ha hecho él”.

En estos días llegó otra carreta del mismo dueño, así que padre e hijo se hallan en plenas tareas de restauración.

Éstas le llegaron a los Albornóz “por sorpresa”, ya que hacen trabajos de carpintería con muebles (muebles de melanina, de pino, etc.) y aberturas. “De eso a restaurar una carreta hay diferencia, pero es una linda experiencia”, contó el carpintero.

Actualmente Ceferino alquila la carpintería que era del fallecido y recordado Jesús Alberto Acotto, con quien aprendió el oficio.

Sobre Acotto, manifestó: “Es una de las personas que me ha marcado en la carpintería y el trato con la gente. Era una persona muy educada y ha dejado un modelo a seguir”, relató con emoción.

Recordó que cuando estudiaba en la ENET, comenzó a trabajar en la “Carpintería de Cacho”, como se lo conocía a Jesús Alberto. “Todo lo que sé lo aprendí de él. Después me fui perfeccionando en otras cosas”.

Finalmente, Ceferino agradeció a la familia Acotto, la que le dio la oportunidad de trabajar en la carpintería donde se formó, extendiendo las gracias a Dios, “que nos ayuda siempre a estar vigentes en todo”.