Presentar al entrevistado de hoy es muy sencillo, porque se trata de un músico que promedia los cincuenta años y que más de una generación lo ha visto tocar, y muchos otros han compartido escenario y ensayos. Heber Ferreyra, excelente violero de Laboulaye, comenzó su camino con la música desde adolescente, casi al mismo tiempo que conoció a Mónica, su pareja de toda la vida.
“Laburé de muy chiquito y con el primer sueldo que cobré, me compré una guitarra criolla”, comenzó narrando a Nexos el músico Heber Ferreyra, padre de dos hijos.
“Estaba destrozadísima, pero me la rebuscaba para aprender algo”, agregó.
En ese tiempo era muy difícil acceder a información sobre música. Por ejemplo, Heber compraba la revista
“Toco y Canto”, la que en general no abundaba en ejercicios musicales.
Con el tiempo, el músico se hizo amigo del
“Negro” Arce, quien le pasó algunos tonos.
“Me enseñaba tonos más rockeros”, explicó el guitarrista, que antes había tomado algunas clases con el mítico
“Tino” Leñazi.
“Le buscamos la vuelta”, y sigue relatando sus inicios en la música:
“Yo tenía un grabador y le sacamos un cablecito de la casetera y le mandábamos el cable a la guitarra. Era un equipo como para practicar”, dijo con orgullo sobre su creativo invento.
“El ´Tino´ me consiguió una viola eléctrica, que es una Hagstrom”, modelo de fines de los años 70. Actualmente la guitarra es de Heber (hijo), quien la restauró a nueva, con estuche y todo.
“La Hagstrom era una marca muy top para su época. Estaba Fender, Gibson y Hagstrom, que es una marca sueca”, reveló, algo que es un detalle sobresaliente, ya que esa marca la utilizaron artistas como Elvis Presley, Kurt Cobain, Paul Stanley, entre otros.
En cuanto a los pedales, se compró un Súper Overdrive. Tengo que aclarar que en esa época para hacer la compra de una guitarra, pedales o batería, tenías que viajar hasta Buenos Aires, lo que era toda una proeza, aunque bastante naturalizada en la época.
También era difícil
“conseguir música”, destacó.
“Ahora tenés todo, pero para comprar unos cassettes, dijo el cantante
, tenía que pedirle a algún amigo que viajara a la capital”. Así le llegó música de V8, Banzai, Barón Rojo, Obus, etc.
“Me gustaban más las letras; en inglés no me llamaban la atención”, expresó el entrevistado, aunque aclaró que en inglés escuchaba todo.
“Desde Deep Purple hasta Led Zepellin y por ahí te ibas más abajo, con alguna banda de blues y rock más viejo. Nos nutrimos de todo”.
El primer
DEMO lo grabaron con Viuda Negra con una Portaestudio: una grabadora de cinta portátil que funcionaba con cinta de cromo. Esta grabadora tenía tres o cuatro pistas, no más, y por ello la base
“tenía que salir de una”. Hicieron dos tracks, una balada y un tema power.
En ese tiempo era realmente complejo grabar y requería rigurosidad a la hora de ensayar, para que a la hora de grabar un DEMO saliera todo lo más perfecto posible. En la actualidad y con el avance de la tecnología, es mucho más sencillo. Al respecto Heber opinó que
“está muy bueno, es una gran cosa”.
El compositor, que formó su primera banda hacia fines de los ´80,
Demolish, se consolidó con
Viuda Negra, a principios de los ´90.
Allí, aparte de tocar la guitarra, le tocó cantar, ya que el vocalista se había ido de la banda.
“Yo me considero un compositor, antes que guitarrista y cantor. A mí me gustaba componer”, manifestó quien siempre hizo temas propios con la mayoría de las bandas que tuvo.
“Habremos hecho algunos covers, pero la mayoría eran temas propios”.
Llegado este punto, tuve que preguntarle algo muy básico: ¿cuál fue el momento de la música más álgido? A lo cual respondió:
“Con La Hoguera”.
“Con La Hoguera estuvimos muchos años”, y llegaron a realizar grabaciones por pistas. También grabaron en un Festival que se hizo en el Lago de Laboulaye. Este Festival se llamó
Rock de Acá, y a cada banda participante desde la organización le grabaron dos temas,
“todo eso quedó registrado en un CD”. La Hoguera grabó
“Lluvia de fuego” y
“El hechizo”.
Entonces le pregunté cuál es su canción favorita de La Hoguera. Contestó que el tema que más pegó fue
“La dama de negro”, canción que todos pedían.
La Hoguera fue una banda súper reconocida en la ciudad, al punto de sonar en las radios, en su mayor auge. Y a Heber siempre le hacen un mismo pedido:
“Hasta el día de hoy me piden que vuelva”.
Retornando a la composición, insistió en que es muy importante para una banda de la ciudad tener temas propios. Él, cuando habla con músicos recién iniciados, les lleva esa inquietud.
El músico también pasó por otras formaciones como
Estress y
Zona Prohibida.
Con La Hoguera llegaron a realizar, en conjunto con Dago, un CD con pistas, llegando a vender cien copias y otras cien más, las regalaron. Fue un lindo momento, porque
“se corrió la bola” y hasta en las radios pasaban las canciones.
Heber también integró
Shankar, que fue su última banda.
Después de un largo tiempo, recién en pandemia volvió a tocar, pero esta vez en una banda muy especial integrada por toda la familia: Heber, Mónica y los dos hijos.
Hace algunos años que no toca, quizás porque las cosas en la ciudad son difíciles para los músicos y eso lo
“tira abajo”. Pero igual me animé a preguntarle: ¿Qué es lo que te motivaría a seguir con la música? A lo que el violero contestó inmediatamente:
“Que mi hijo me pida armar algo”.
Casualmente, su hijo Heber es baterista; de muy pequeño nuestro guitarrista entrevistado le enseñó lo básico. En este momento el artista recordó al fallecido
“Pilo” Fernández, baterista de La Hoguera, que también incentivó a Heber hijo en su aprendizaje con este instrumento.
En una reflexión final, Heber subrayó que cree
“haber hecho lo que a uno le gusta”; sin embargo aclaró que en algún momento hizo música por dinero.
Fueron ocho años, en los que nunca dejó de hacer rock and roll. Fue en la época en que pudo construirse su casa.
Uno que ha tenido la suerte de haber visto a Heber Ferreyra tocar en un escenario, pudo observar justamente que hacía lo que le gustaba, por la
pasión con la que tocaba, el
compromiso y la
seriedad que le daba a sus funciones.
Ojalá podamos disfrutar pronto nuevamente de su música.
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