Laboulaye. Tenía problemas de epilepsia, pero el deporte fue la mejor medicina

El deportista de 32 años, que en su infancia tuvo problemas de epilepsia, gracias al Taekwon-do se compuso. Hoy tiene su propia Escuela de Taekwon-do (Escuela Iván Acuña) en un gimnasio de Laboulaye.

Iván Acuña de niño tenía problemas en el sistema nervioso central, lo que ocasionalmente le provocaba ataques de epilepsia, y por indicación del neurólogo le recomendó hacer Artes Marciales.

Fue así que comenzó con su cuñado a practicar Karate, en Venado Tuerto, donde vivió por varios años.

En la Escuela Primaria hacía todos los deportes, como Handball o Fútbol, pero nada le fue más útil que las Artes Marciales.

A pesar de ser un niño, Iván “entrenaba duro” con “ejercicios rudos”, según le contó a Nexos, y de a poco se fue adaptando al ritmo de entrenamiento, mientras que sus problemas de salud se solucionaban. “Fui evolucionando, gracias a Dios”.

Después comenzó a entrenar en el Dojo del Sensei Oscar Cuaranta, a quien por ese tiempo lo habían ascendido de rango en Japón. En ese Dojo aprendió a “limar los movimientos”, porque en las Artes Marciales “si no nos sale bien un paso lo volvemos a hacer, como en la Forma de Taekwon-do”.

Al mismo tiempo, le fueron enseñando “saludos” (ya que cada Arte Marcial tiene sus saludos y su idioma) y “respeto” al Dojo y a los compañeros.

Iván es nacido en Laboulaye, pero vivió algún tiempo en Venado Tuerto, yendo y viniendo a la ciudad. Una vez radicado definitivamente en Laboulaye, el deportista recordó que estudió en la Escuela Antonio Sobral: “A la noche estudiaba y me ponía a buscar alguna escuela de Artes Marciales”, contó el deportista.

“Así di con Ramón Lucero, que hoy en día es mi profesor, mi máster”, en tiempos en que tenía el Dojo en el Bochin Club Buzón Laboulaye. Iván rememora que le fue duro el cambio del Karate al Taekwon-do: “Empecé a probar una y otra vez, no me han salido los ejercicios, he tenido mis tropiezos, mis golpes y lesiones, pero era todo de principiante”.

“Pero he seguido y seguido, sin pleno abandono, eso no estaba en mi mente”, dijo Iván, que luego le tomó apego al Dojo, con un “poco más de distracción, mentalmente y físicamente” se hizo uno con el deporte.

El General surcoreano Choi Hong-hi fue el fundador del Taekwon-do, y tras su fallecimiento en 2002, su hijo, Choi Jung-hwa, continúa con el legado. Según palabras de Iván, “el General Choi hizo el Taekwon-do en el campo de guerra”, armando la “estrategia de lucha cuerpo a cuerpo, y le fue poniendo nombres”, las que hoy conocemos como Formas.

El máster Ricardo Siracusa es la persona que ha evaluado a Iván en sus progresos. “Para mí es fascinante que me evalúe Siracusa, porque a él lo ha evaluado el General Choi. Es satisfactorio y me pone contento que me haya evaluado. Inclusive me siento halagado que me esté corrigiendo”, porque eso hace al aprendizaje.

Iván Acuña, que en este momento es III Dan, relató el momento tan especial que fue obtener su I Dan. “Yo era punta negra” y su profesor Ramón Lucero le anticipó que la experiencia de “punta negra para I Dan iba a ser inolvidable”, dijo el deportista.

“Me fui preparando”, dijo Iván, tanto a nivel físico como mental, y ese día bien por la mañana tuvo el examen, al cual cataloga como “algo hermoso”. “Nos tomó oral y escrito, formas y lucha”. Por supuesto que tuvo “exigencias”, con las cuales Iván se sintió cómodo y el examen fue exitoso.

El Taekwon-do tiene cinco pilares fundamentales, que es aplicable tanto para el que lo practica como para el amateur: “Sirven para los valores de las personas”.

El primero es la Cortesía, “ser educado con el otro, ser amable”; el segundo es la Integridad, es decir, el deportista debe integrar un grupo; el tercero es la Perseverancia; el cuarto pilar es el Auto Control; y el quinto es el Espíritu Indómito.

“Hace 12 años que estoy con el Taekwon-do y un día lo hablamos con Ramón: le dije qué le parecía a él si yo llegaba a tener una escuela”, a lo cual Lucero aprobó.

Probaron suerte en Melo y Rosales, pero no les convenía en lo económico. Finalmente abrió el Dojo un gimnasio de calle Intendente Fenoglio, comenzando con dos chicos. Pero con “perseverancia” insistió y llegó a tener muchos más estudiantes, entre niños y adultos.

Si bien está en su pensamiento rendir el IV Dan, por ahora no puede por una cuestión económica.

Iván se mostró conforme con su participación en Torneos, de los cuales destaca el Internacional de Buenos Aires, donde obtuvo un segundo puesto en 2010.
Por otra parte, a lo largo de su carrera Iván ha sido árbitro en Formas y Lucha, y también fue juez.

Por último, Iván reflexionó que con los premios se ve el sacrificio que el deportista hace, pero él siempre le dice a sus alumnos: “Se gane o se pierda, el sacrificio se gana entrenando”.

Antes de despedirse, Iván agradeció el apoyo de su familia, sus compañeros y los amigos. “Para uno significa mucho”, sintetizó.