El artículo titulado
“¿Contacto extraterrestre a pocos kilómetros de Laboulaye?”, publicado ayer por Nexos generó una inmensa repercusión.
Los comentarios oscilan entre los creyentes del estudio del fenómeno OVNI en general y en particular de la veracidad del caso presentado en día de la víspera; pasando por gente que en su memoria conserva la importancia y la publicidad que tuvo el mismo; gente escéptica que niega lo afirmado precedentemente y personas que directamente aseguran o sugieren que somos sujetos cuyo estado de consciencia se encuentra alterado o modificado por alucinógenos o drogas.
Todas las críticas y opiniones fueron recibidas excelentemente por el equipo que compone este medio de comunicación, lo cual ratifica nuestro compromiso con la continuidad de la historia. Como siempre sucede ante todo texto creado por el autor, solamente cobra vida cuando es concretizado por el lector.
Proseguimos la narración después de este breve hiato. Según la ovnilogía, el encuentro cercano del tercer tipo puede caracterizarse por incluir la observación de lo que los ufólogos definen como una
Entidad Biológica Extraterrestre (EBE).
Un grupo de aquellas entidades fueron las que perjuran haber visto Walter, Ramón y Luis en la noche del 2 de diciembre de 1991, en un campo próximo a Laboulaye.
Los dejamos en el momento en el que, atrincherados dentro de la casa del encargado del lugar -uno de ellos- miraban azorados por minúsculos resquicios el extraordinario espectáculo que se desarrollaba fuera; cuando
oyeron un sonido agudo y desagradable que provino de la “cosa” que habían presenciado en un poste de una tranquera, en la que estaba apoyada una antigua rueda de carro.
“Vieron aparentemente que este ser movía fuertemente el alambrado produciendo un chirrido. Posteriormente se trató de reproducir el mismo, moviendo con fuerza el alambre, la rueda y la tranquera; pero no se lo consiguió, de acuerdo a lo dicho” por uno de los testigos, escribió en su informe el ovnílogo Gontero.
La descripción de las supuestas EBES. La pisada de tres dedos, ¿la evidencia? La insoportable ansiedad, miedo y tensión de aquella atmósfera duró aproximadamente seis horas, durante las que “los animales se pusieron como locos” y las EBES,
unas quince, se desplazaron en la otra vivienda -la deshabitada- “mirando árboles y alrededores”, irradiando una luz “color blanco verdoso de un grosor constante aunque no de mucho alcance”.
Las criaturas medían más o menos 90 centímetros y vestían de blanco, con lo que les pareció una capa que cubría los brazos, “pero permitía divisar algo abultado o dos sacos a ambos lados de la cintura”. A las 05:30 el episodio comenzó a finalizar. La luz disminuyó su intensidad y los muchachos
escucharon “un zumbido como de abejas o avispas o como si encendieran motores”. Esta luz desapareció sin que los amigos apreciaran la forma en que las criaturas la abordaron.
El 12 del 12 del 91, se encontró una huella de un pequeño pie sobre un excremento de vaca. Sus medidas fueron 13 centímetros de largo por 4 centímetros de ancho…
¿Qué fue lo que contactaron visualmente los tres amigos? ¿Con qué intensión aparecieron en aquel paraje? ¿Desde dónde arribaron al mismo? ¿Advirtieron la presencia de los humanos aterrorizados en una de las estructuras? ¿Los ignoraron?
¿Regresarán algún día?... ¿O noche? ¿Es este el final del relato?